jueves, 30 de abril de 2009

Déjame que llore mi cruda suerte y que añore mi libertad.

Porque hoy ya no se puede llorar en soledad, sino escondido.
Porque llorar parece ser un insulto a la educación.
Porque todos debemos ser felices
y quien quiera estar triste que lo oculte,
que no turbe a los demás,
porque estar triste no es normal.

Porque quien está triste debe dar explicaciones,
explicar motivos serios que avalen esa tristeza,
porque si no, no encaja.

Por eso, por todo eso, yo reclamo mi libertad para estar triste si quiero,
sin razones ni motivos serios,
sin esconderme, llorar al aire libre
para que el viento se lleve mis lágrimas.
Y que nadie me pregunte, y que nadie me consuele,
no quiero encajar en ningún sitio,
no quiero razonar ninguna pena,
tan sólo quiero disfrutar a solas de mi tristeza.